La primera diferencia entre el presidente López Obrador y la doctora Claudia Sheinbaum se hizo público ayer, cuando las visiones del Presidente y de su próxima sucesora chocaron sobre los tiempos y las formas para debatir y aprobar el llamado Plan “C” que busca modificar a la Suprema Corte de Justicia y anular o desaparecer a varios órganos autónomos constitucionales. Porque mientras la Presidenta electa operaba con su equipo para tranquilizar a los mercados y ofrecía un proceso de “parlamento abierto” antes de discutir esas reformas, el actual mandatario insistía en que se aprueben sus iniciativas constitucionales en septiembre, con la mayoría de Morena, “porque es más importante la justicia que los mercados”.
El choque entre AMLO y la doctora hizo que se ahondara, aún más, la abrupta caída del peso y el nerviosismo de los mercados financieros, que provocó el jueves al mediodía el diputado morenista Ignacio Mier, con su irresponsable balandronada de amenazar con que en septiembre, apenas se instale la nueva Legislatura del Congreso de la Unión, Morena usaría sus mayorías para aprobar las 18 reformas constitucionales que ya le habían sido rechazadas al Presidente, pero que ahora pretende que se aprueben en el último mes de su mandato con el voto de las bancadas oficialistas.
Apenas el Presidente declaraba por la mañana que sí va su controversial reforma judicial -con la que busca despedir a los actuales integrantes de la Corte para elegir a una nueva integración por medio del voto ciudadano- y que lo hará a cualquier costo porque “la justicia está por encima de los mercados”, y el “super peso” que tanto presumía Andrés Manuel, pasaba la barrera sicológica de los 18 pesos para ubicarse en 18.33 por cada dólar, agudizando su caída. De nada valió que en la víspera la doctora Sheinbaum saliera a operar, junto con su próximo secretario de Hacienda, para mandar mensajes de tranquilidad a los mercados, platicando incluso vía telefónica con la presidenta del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva.