Camargo, Chih. – La situación del agua potable en Camargo ha alcanzado un punto crítico que no puede ser pasado por alto. Cada vez es más común que los ciudadanos abran sus llaves solo para encontrar un líquido negro, maloliente y, en muchos casos, peligrosamente contaminado. Además, la disminución en el suministro de agua y las constantes suspensiones han generado preocupación y frustración en la comunidad. Esto plantea una pregunta urgente: ¿por qué la Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS) espera hasta el último momento para realizar las reparaciones necesarias en las Lagunas de Oxidación?
Es evidente que el problema radica en la falta de planificación y en la demora para adquirir el material necesario para mantener en buen estado las instalaciones encargadas de tratar el agua. Sin embargo, este problema va más allá de una simple ineficiencia administrativa. Lo que subyace es la falta de conocimiento técnico y la poca comprensión de las necesidades reales de la población por parte de quienes ocupan los puestos gubernamentales.
Cuando se designan personas en cargos públicos únicamente por compromisos políticos, sin la preparación o experiencia adecuada en el ramo hídrico, se pone en riesgo la salud y el bienestar de toda una comunidad. El agua es un recurso vital, y su gestión debe estar en manos de expertos comprometidos con el servicio público, no de individuos que ven estos puestos como un simple trampolín para mejorar su situación personal.
La situación que atraviesa Camargo es un claro ejemplo de lo que sucede cuando las prioridades están equivocadas. Los ciudadanos merecen más que excusas; merecen soluciones. Es momento de que los responsables en los puestos de decisión reconozcan la gravedad del problema y tomen medidas inmediatas para garantizar que cada hogar tenga acceso a agua limpia y segura. La voz ciudadana exige que se deje de lado el interés personal y se ponga en primer lugar el bienestar del pueblo.