Dios sensibilice los corazones de quienes manejan la JMAS Y CFE

Camargo, 5 de enero de 2025. La solidaridad y la fe han demostrado una vez más que pueden cambiar vidas. La señora Rosario Escamilla Sánchez, su hija de 19 años y su nieta de apenas 3 meses de nacida enfrentaban una situación crítica: hasta el día de ayer no tenían nada para comer. Sin embargo, gracias a la unión y generosidad de la comunidad, hoy pueden mirar el futuro con esperanza.

Tras la transmisión realizada el sábado por www.conectanoticias.com.mx, en la que se expuso la difícil situación de esta familia, la respuesta no se hizo esperar. Este domingo, el milagro llegó a la puerta de la señora Rosario. Personas de buen corazón, conmovidas por su historia, se movilizaron para llevarles alimentos y apoyo.

Entre ellas, destacamos la bondad de la señora María Alejandra Luévano y el apoyo de Abarrotes Natalia, quienes, junto a otras almas generosas, garantizaron que esta familia tendrá qué comer durante los próximos días. Este acto de bondad no solo resuelve una necesidad inmediata, sino que también demuestra el poder de la empatía y la acción colectiva. Mientras que a quien les corresponde hacerlo “Servidores Públicos” no lo hacen.

Sin embargo, aún queda mucho por hacer. En estos momentos, la familia enfrenta la falta de servicios básicos como agua y electricidad. Por ello, el siguiente paso es unir esfuerzos para instalarles al menos un mes de estos servicios esenciales.

La situación de la señora Rosario y su familia también pone en evidencia la importancia de que instituciones como la JMAS y la CFE se sensibilicen ante los casos de extrema necesidad en comunidades como esta. Que Dios mueva los corazones de quienes toman decisiones en estas instituciones para que más personas puedan acceder a servicios básicos y tener una vida digna.

A quienes escucharon el llamado y actuaron, su gesto de humanidad y generosidad no pasa desapercibido. Que esta historia inspire a más personas a tender la mano y hacer la diferencia en las vidas de quienes más lo necesitan.

¡Gracias, Dios, y gracias a todos los que hacen posible estos milagros!

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