Las células pueden seguir viviendo, aunque la persona esté muerta. ¡Es verdad! Durante décadas se creyó que la muerte era el final de la vida. No obstante, una reciente investigación ha demostrado que entre la vida y la muerte hay otro estado biológico.
En la obra maestra de Mary Shelley, El moderno Prometeo, se describe cómo el científico Frankenstein, actuando como Dios, da vida a una materia completamente muerta. Sin embargo, el descubrimiento de este “tercer estado” de las células de laboratorio no tiene nada de ciencia ficción.
¿Qué son estas células que pueden seguir vivas después de la muerte?
Estos organismos, conocidos como Biobots o robots biológicos, están compuestos por diferentes elementos de una gran diversidad de organismos. Por esta razón, se consideraba que no estaban ni vivos, pero tampoco muertos.
No obstante, a través de una exhaustiva investigación, los biólogos Peter Noble y Alex Pozhitkov encontraron que estas células pertenecen a un estado antes desconocido o que desafía lo establecido; como ejemplo:
“Los xenobots, organismos creados por medio de células de embrión de ranas muertas, tienen la capacidad de reorganizarse de manera espontánea. Además, muestran un comportamiento que antes no se había visto: aprenden”, señalan los expertos en un artículo publicado en la revista científica Physiology.
¿Qué hay entre la vida y la muerte?
Hasta el momento, con certeza, se desconoce. Aunque se cree que entre la vida y la muerte puede haber un pasillo de tránsito hacia otra forma de existencia, como el alma o el espíritu; mientras que para otros, es simplemente un final biológico.
Desde el punto de vista médico, este espacio puede incluir experiencias cercanas a la muerte, estados de coma o la transición de los últimos momentos de vida. A nivel emocional y espiritual, es un terreno donde se reflexiona sobre el propósito de la vida, el legado y lo que hay más allá de lo material.