Xóchitl Gálvez no logra formar equipo.
Y si no hay estructura, mucho menos un programa y la estrategia para identificar objetivos, plazos, acciones, enlaces, ofertas y compromisos.
Tampoco están claras las relaciones con los tres partidos del Frente Amplio por México y responsabilidades específicas.
Ha habido, sí, reuniones organizadas por el priista Alejandro Moreno Alito, el panista Marko Cortés y el perredista Jesús Zambrano, pero también desencuentros.
Acaso el mayor, sea la crítica de la aún senadora contra priistas no recomendables, entre quienes ubicó al campechano Alito, aunque luego se desdijo y éste la disculpó.
Público fue también el desliz dominical cuando falló la pantalla de lectura y Xóchitl no tuvo su agilidad ordinaria para continuar su discurso de manera coherente ante miles en el Monumento a la Revolución.
Bueno, a un ladito, porque el gobierno de la Ciudad de México organizó circo, maroma, aeróbics y teatro para no prestarle la explanada e impedirle un acto más vistoso.
CLUB DE FRACASADOS
Hay razones para esos lapsus.
El fin de semana tuvo una gira agitada por Chiapas, el viernes por la noche regresó de última hora a la Ciudad de México y el sábado temprano con prisas a Monterrey.
¿A qué?
A actos improvisados.
Es fácil explicar:
La agenda la delinea su colaborador Moisés Gómez Reyna, cuyo principal pasado fue tener mando en la fracasada campaña presidencial del panista Ricardo Anaya en 2018.
Por sus frutos los conoceréis, dice la Biblia.
Luego Gómez Reyna manda su proyecto al coordinador general Santiago Creel, quien simplemente lee los textos sin observaciones ni ajustes.
A continuación se le reporta a Carolina Viggiano, secretaria del PRI, la fracasada candidata del tricolor en Hidalgo y su margen de derrota es indicativo de su capacidad.
La diputada Viggiano toma decisiones y en conjunto mandan a Xóchitl Gálvez a giras comprometidas, mal preparadas y no negociadas con partidos y la sociedad civil.
SABOTAJES INTERNOS