Crisis de migrantes: deberían estar en la primaria, en vez de eso hablan como veteranos de guerra

-La tragedia de la crisis migratoria, en primer plano-

Ciudad Hidalgo, México (CNN) — El olor a madera y plástico quemados nos golpea al salir de la camioneta. El humo de las fogatas se une a la nube de tierra que levantó nuestros neumáticos, nos pica los ojos y nos deja la garganta irritada. A lo lejos, se oyen niños chapoteando y jugando en el río Suchiate, que separa México – donde nos encontramos – de Guatemala.

Nos dirigimos hacia las turbias aguas, caminando bajo espesos árboles que nos protegen del brutal sol del día. Tenemos cuidado de dónde pisamos, esquivamos los trozos de cartón que son utilizados como camas y nos agachamos bajo la ropa que está tendida para secarse, con cuidado de no invadir el espacio personal o las modestas pertenencias de nadie. Extrañamente, parece más una comunidad arraigada aquí desde hace siglos que un campamento de migrantes.

Y tras el asalto a los sentidos, llega el asalto a la mente y al corazón.

Abundan las historias de la gente aquí, la mayoría procedente de Venezuela, de por qué dejaron sus hogares y lo que han pasado hasta ahora en sus viajes a Ciudad Hidalgo. Los adultos a veces se emocionan, pero más impactante es la narración tranquila y práctica de los niños.

Un grupo de niños que son primos me cuenta que vieron a muchos muertos en el traicionero y fangoso paso por la selva del paso del Darién entre Colombia y Panamá.

“Vi a una mujer, tenía el pelo amarillo y esta parte de la cara cubierta de sangre”, dice Mathias, de 9 años, señalándose la mejilla derecha.

Me sorprendo a mí mismo a mitad de la interpretación del español al inglés, al darme cuenta de que estoy hablando con niños de entre 6 y 12 años mientras describen con todo lujo de detalles lo que han vivido por el camino.

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