El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos podría marcar un nuevo capítulo en las tensiones comerciales y diplomáticas de América del Norte. Ante este escenario, México ya prepara estrategias para defender su permanencia en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), pieza clave para la economía de la región.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha enfatizado la relevancia del acuerdo comercial, destacando los beneficios que representa no solo para México, sino también para sus socios norteamericanos. “Estados Unidos se ha beneficiado de una manera muy importante con este tratado. Entonces es muy importante escribir todo eso”, señaló en su conferencia matutina tras regresar de la cumbre del G20 en Río de Janeiro.
Sheinbaum explicó que, durante las reuniones bilaterales con el presidente estadounidense, Joe Biden, y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, se acordó la elaboración de un documento que detallar los beneficios del T-MEC para los tres países. Según la mandataria, esta herramienta será fundamental para futuras negociaciones, especialmente si Trump insiste en cuestionar el acuerdo o plantea modificaciones drásticas.
Sheinbaum: Trudeau no apoya propuesta de sacar a México del T-MEC
La presidenta dejó claro que Canadá se mantiene como un firme aliado en la defensa del tratado. En sus conversaciones con Justin Trudeau, este último reiteró su postura de mantener y fortalecer el acuerdo trilateral. “Él no está de acuerdo con eso. Está de acuerdo en mantener el tratado entre los tres países y en fortalecer las relaciones”, aseguró Sheinbaum.
Asimismo, la mandataria destacó que, aunque México privilegia su relación comercial con Estados Unidos y Canadá, también busca mantener una comunicación abierta con otras potencias como China. En su reunión con el presidente Xi Jinping, Sheinbaum reiteró el compromiso mexicano con el bloque norteamericano, pero subrayó la importancia de explorar nuevas oportunidades con el gigante asiático.
Tensiones comerciales: Canadá y Trump presionan por cambios en el T-MEC
Si bien, Justin Trudeau no apoya propuesta de sacar a México del T-MEC, lo cierto es que existen personajes dentro del gobierno canadiense, que ejercen presión y plantean un panorama incierto para México.
Las críticas más recientes han venido del primer ministro de Ontario, Doug Ford, quien señaló a México como “la puerta trasera” de productos chinos hacia Norteamérica y sugirió su expulsión del tratado si no equipara los aranceles impuestos por sus socios a las importaciones provenientes de China.
Ford aseguró que las importaciones baratas afectan gravemente a la economía local, en particular a la industria automotriz de Ontario, que representa 10 mil millones de dólares estadounidenses para su Producto Interno Bruto (PIB). “No voy a dejar que estas importaciones baratas se lleven empleos de hombres y mujeres de Ontario”, enfatizó, y propuso priorizar un acuerdo bilateral entre Canadá y Estados Unidos.
Por otro lado, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha dejado claro su interés en rediseñar las reglas del comercio norteamericano. Con la designación de Howard Lutnick como secretario de Comercio, el próximo gobierno busca implementar políticas más proteccionistas, incluyendo la imposición de aranceles elevados a productos provenientes de China y de cualquier país que facilite su entrada a Estados Unidos, como México.
En medio de este contexto, las acusaciones de Ford y Trump sitúan a México en una posición complicada. Ambos países han cuestionado la creciente relación comercial de México con China, especialmente en el sector automotriz, que incluye la producción de vehículos eléctricos.
Mientras Canadá ya impuso un arancel del 100% a vehículos eléctricos chinos y otro del 25% al acero y aluminio de ese país, Trump ha sugerido imponer tarifas de hasta el 200% para disuadir la importación de autos fabricados en México por empresas chinas.
Con las renegociaciones del T-MEC programadas para 2026, México deberá enfrentarse a una serie de desafíos, desde proteger sus intereses comerciales hasta navegar en un escenario donde el proteccionismo de sus socios podría redefinir las reglas del juego en la región.