A 48 horas de que el Huracán categoría 5 ‘Otis’ tocara tierra, la denominada punta o zona ‘Diamante’ se encuentra devastada y en espera de que las autoridades lleguen a ayudarlos. En la zona de condominios, ubicados en la vía denominada ‘Costera de las Palmas’, una escena postapocalíptica se observa en esta vía y hasta la playa, donde los vientos arrancaron paredes y plafones de casi todos los edificios, siendo este bulevar el que conecta al fórum mundo imperial con el hotel Princess y Puerto Marques.
El huracán Otis tal vez no haya sido el más fuerte en golpear la costa del pacífico Mexicano, pero sí el más húmedo y el más desastroso. Su desarrollo rompió todos los supuestos que teníamos hasta hoy, y podrían ser más comunes en el futuro. ¿Cómo adaptamos nuestros modelos científicos y nuestras poblaciones a un mundo que ya vive los efectos del cambio climático?
CIUDAD DE MÉXICO.- Lo que hemos visto en la última semana con el huracán Otis podría ser una ventana a la forma en que los huracanes se comportarán en el futuro, un futuro marcado por fenómenos meteorológicos que modifican su comportamiento gracias al Cambio Climático y que podrían ser la norma en años venideros.
“Esto es un ejemplo de lo que hemos venido observando, que las precipitaciones extremas van a empezar a incrementar en el país”, comenta al respecto el doctor en geografía y especialista en los efectos sociales de cambio climático, Bernardo Bastién Olvera, al citar un reporte de la UNAM sobre los cambios y perspectivas del Cambio Climático en México.
“No van a haber más huracanes, como algunos han dicho. De hecho van a haber menos, pero de esos cada vez van a ser de intensidad mayor”, señala en entrevista el especialista. Él como muchos otros científicos, apunta que lo sorprendente de este huracán no fue su fuerza, sino la rapidez con la que la cobró.
En tan solo 18 horas Otis pasó de ser una tormenta tropical a un huracán categoría 5, la más alta en la escala Saffir-Simpson, para convertirse en el huracán más fuerte que jamás haya tocado tierra en México y uno de los que más rápidamente se intensificó, al menos desde 1979, cuando se inició el registro satelital de estos fenómenos.
Más allá de la sorpresa, el doctor Bastién Olvera señala que es necesario repensar la manera en la que predecimos este tipo de fenómenos. “Algo esencial es voltear a ver a las ciencias que están estudiando el Cambio Climático y los modelos atmosféricos que están usando. Si esto no se pudo predecir por los modelos actuales, pero sucedió, quiere decir que no estamos tomando bien el ángulo a nuestros modelos de huracanes en el mundo”.
Ninguno de los modelos matemáticos, basados en el comportamiento promedio de los huracanes, pudo predecir la rapidez con la que Otis cobró fuerza. Ese pareciera ser un nuevo reto para la ciencia: integrar el cambio climático, que modifica las variables que tenemos como “normales” en este tipo de predicciones.
Un huracán más húmedo
Más allá de las imágenes del Acapulco destrozado por los vientos de más de 260 kilómetros por hora, las afectaciones más graves se han registrado por inundaciones y derrumbes que afectan las vías de tránsito, el suministro eléctrico y las antenas de telecomunicaciones, principalmente provocadas por la cantidad ingente de agua que se derramó en la zona.
Según un análisis realizado por la página ClimaMeter, los huracanes en México están siendo cada vez más húmedos, lo que se traduce en afectaciones más severas por precipitaciones torrenciales. Hasta hace 30 años, los huracanes proveían una precipitación media de 10 milímetros de lluvia por cada metro cuadrado, cifra que se ha duplicado en fechas recientes.
Lo mismo señala el citado reporte de la UNAM que demuestra por medio de análisis de datos que de 1975 a 2021 los eventos extremos, tanto de temperatura como de precipitación, han aumentado, incluyendo los periodos secos más largos y eventos extremos de precipitación de mayor magnitud. La distribución temporal de la lluvia se ha vuelto más extrema, con periodos más largos de sequía y con eventos de precipitación cada vez más extremos, atribuyendo el aumento en las precipitaciones a ciclones tropicales y de monzón.
“En otras palabras, el huracán tan intenso que se vio es algo que también se pudo haber dado en un mundo con menos Cambio Climático”, comenta el doctor Bastién, “pero no con tal cantidad de lluvia. El espectro que el cambio climático exacerbó es la cantidad de lluvia. Un huracán así, hace 30 años, no habría tenido tanta lluvia. Lo vemos en muchas de las afectaciones que vienen no del viento, sino que se produjeron un poco después por los deslizamientos de tierra. Qué ocasiona esto, que hay una saturación mucho más alta de agua en la región, lo que causa mayores daños.
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